por Pascale Elbaz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Investigación de la FIT
Bajo el lema «Mentes y máquinas: cómo solucionar los problemas de calidad», la Reunión Internacional Anual sobre Traducción y Terminología Asistida por Computadora (JIAMCATT) 2025 enfatizó que las metodologías de trabajo deben aprovechar tanto el conocimiento humano especializado como la tecnología para garantizar la calidad, y abordó algunas limitaciones puntuales. Se alentó a profesionales a «buscar formas de trabajar de cara al futuro que promuevan la innovación, la visión estratégica, la resiliencia, el desarrollo de competencias y la colaboración».
La JIAMCATT es espacio de debate, cooperación e intercambio de saberes. En esta edición, celebrada del 7 al 9 de abril, unas 184 personas concurrieron a la sede de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Ginebra, y otras 170 participaron virtualmente.
Hannah Riley presidió la conferencia y Blanca Pinero dio la bienvenida en nombre de la OMC. En su inspirador discurso de apertura, Michelle Keating, jefa del Servicio de Idiomas de la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra (ONUG), propuso un modelo de prestación de servicios lingüísticos cimentado en visión estratégica, innovación, resiliencia, competencias y colaboración (abreviado en inglés FIRST).
El evento incluyó doce presentaciones, demostraciones en directo, un taller y un panel, todos relacionados con la terminología, en especial, el uso de IA y tecnología semántica para extraer términos, esbozar definiciones y clasificar documentos. Se realizaron pruebas relacionadas con la calidad de la traducción automática, la posedición y el uso de tecnología de síntesis de voz (TTS) en esa etapa, así como con el uso de IA para apreciar la calidad de trabajos de revisión, traducción automática de discursos y evaluación de interpretaciones.
En el taller se analizaron problemas de calidad y otras cuestiones con las que lidian profesionales a fin de determinar su origen —¿humano o tecnológico?— y explorar soluciones. Surgieron propuestas variadas, desde compartir conocimientos hasta aprovechar la inteligencia colectiva para entrenar los motores de traducción a partir de mejores datos, usar herramientas específicas según contexto y preparar recursos de traducción automática y aseguramiento de la calidad para lenguas que hoy cuentan con menos recursos.
En la mesa redonda sobre mentes, máquinas y nuevas herramientas se debatió sobre la vorágine en las que trabajamos hoy. La FIT llamó a la concientización sobre los riesgos de ciertas prácticas y condiciones laborales, así como sobre la necesidad de ofrecer nuevas oportunidades de capacitación y desarrollo profesional sostenibles.
También se realizó una encuesta: el 44 % de los 68 participantes indicó que la organización para la que trabaja contrata profesionales lingüísticos; el 28 % respondió lo mismo, pero que de momento no tenían búsquedas abiertas; el 25 % que no buscaban nuevos profesionales y el 3 % que no sabía. A la pregunta sobre perfiles de interés para la organización, las respuestas fueron variadas: traductores versátiles que sepan de tecnología, localización y maquetación; poseditores; revisores; correctores; intérpretes; gestores de proyectos; juristas-lingüistas; especialistas en tecnologías lingüísticas; asistentes editoriales y profesionales de la comunicación. En el cambiante panorama tecnológico actual, la adaptabilidad y la versatilidad siguen siendo fundamentales en nuestro sector.